Elevador Lacerda: Conecta ciudades Baja y Alta. Valor: R$0.15 |
Estoy en el palco de un caserón antiguo, frente a mí se
desplaya el Pelourino con sus altas y coloridas casas llenas de puertas,
balcones y ventanas. Al fondo se yerguen iglesias coloniales que posan frente
al azul celeste del cielo.
Abajo, en la estrecha calle empedrada, retumba el son de la
batucada mientras los turistas de pantorrilla chele se alborotan cual hormigas y
disparan fotos con sus Smartphones.
Aquí mismo,
hace 500 años, los portugueses quemaron pólvora y se instalaron en la Bahía de
todos los Santos. Aquí comenzó Brasil. Aquí, en el centro de Salvador, mismo
escenario de algunas historias de Jorge Amado, escribo este post agostino y me tomo un café.
Pelourinhos eran columnas de piedra donde amarraban criminales. |
Me gusta una canción de Zeca Pacodinho que dice “Deixa a vida me levar… vida leva eu”. Es
buena filosofía para el viajante: Que te dejo el bus. No pasa nada, ya vendrá
otro. Hay que pasarla bien durante la espera, los atrasos e incluso los inconvenientes.
Dejar que la vida te lleve. Sin forzar nada, pero siempre con precaución.
Con esto en mente, salí de Piracanga cargado de energía
hacia mi próximo destino: Salvador. Llegar de noche a una ciudad de tres
millones de habitantes, donde nadie te espera y con advertencias como “no te
descuides” claro que me llenó de miedo. Mi instinto, sin embargo, me pidió
confianza. Consulté un oráculo que me dictó: sabiduría. Agarré camino. Chis.
Cinco horas de bus desde Itacaré hasta Bom Despacho, luego
una hora más en el ferry que me puso en San Joaquín, ya en la ciudad de
Salvador. Continúe de osado y en lugar de taxi abordé el autobús urbano hasta
el mercado Modelo. Crucé la calle, entré al elevador Lacerda y un minuto más
tarde lo había conseguido. Estaba en el Pelourinho. El corazón me latía con
fuerza.
Viajando
he desarrollado la habilidad de saber a quién preguntar. Hay que detenerse,
respirar, hacer un análisis visual del lugar y de los sujetos, preparar las
preguntas, la cara simpática y esperar el momento indicado. El destino me llevo
a conocer a Iguana, francesa y practicante de Capoeira, quien amablemente me
condujo a la Pousada Mestre Bimba.
Este visual me acompañaba durante el “café da manha” |
Manoel dos Reis Machado (1900 – 1974), mundialmente conocido
como Mestre Bimba es un ícono de la Capoeira. A él se le atribuye la creación
de la Regional, estilo que toma elementos de la Capoeira Angola y otros estilos
de combate africano como el Batuque.
La Regional además focaliza su eficiencia en los bloqueos,
lo que la vuelve más dinámica, se enseña con facilidad y fue la primera en
adoptar el birimbau como instrumento musical.
El legado de Bimba es conservado por sus hijos, en especial
por el Mestre Nenel quien dirige la escuela Filhos de Bimba, donde con siete
clases aprendía a gingar y algunas secuencias de golpes y defensas. Aprendía
también que la astucia puede vencer a la fuerza y que en un combate, como en la
vida, todo tiene su tiempo.
Ginga se le llama al paso base de la Capoeira. |
¿De dónde salió la Capoeira? El término podría ser indígena
y sugerir una especie de jaula. Se sabe que, mientras esperaban para abordar
los navíos que los traerían al Nuevo Mundo, los esclavos africanos, en especial
los angolanos que llegaron a Brasil, practicaban un juego, una danza, un tipo
de lucha ceremoniosa que resultaba ajena a los portugueses y que les permitía
mantener una conexión con sus raíces.
Ya en América, esta práctica se ocultó bajo sombras por
temor a castigos, sin embargo, durante el siglo XIX comenzaría a ver luces ya en
territorio y con toque brasileño, especialmente en el estado de Bahía, donde se
concentra el mayor número de población afro descendiente de Brasil.
Sintiendo
la necesidad de transmitir la tradición a nuevas generaciones, los antiguos conocedores
de Capoeira incrementaron su enseñanza a inicios del siglo XX, pero aquel juego
aun no era bien visto, sobre todo por militares, quienes metían en la cárcel a
quienes lo practicaban.
El primer código penal de Brasil criminalizaba la Capoeira. |
En los 30, con el empuje de famosos maestros como Bimba y
Pastinha, la Capoeira es despenalizada y se le declara deporte nacional. A
pesar de esto, continúo siendo una práctica exclusiva, en el sentido de que era
aprendida únicamente a través de la observación en las “rodas”, o reuniones de
capoeiristas.
Fue el
maestro Bimba quien unos años más tarde fundó la primera academia de Regional
que juntó personas de todas las edades y clases sociales. Pastinha continuó
enseñando la Tradicional Angola y tuvo éxito en la formación de alumnos y nuevos
maestros.
Mestres fundadores da Capoeira: Bimba e Pastinha. |
Desde los años 60, la Capoeira comenzó a gustar alrededor
del mundo y en la actualidad hay cientos de escuelas donde se enseña. Aquí en
el Pelourinho hay al menos 16.
El destino también me trajo en este tiempo para participar
de la primera edición del evento Agosto da Capoeira. Un mes de clases abiertas
(participé en dos), conferencias, homenajes y encuentros entre capoeiristas de
todo el mundo reunidos en el Forte da Capoeira, aquí mismo en el barrio Santo
Antonio, al lado del Pelourinho.
Además del pantalón y la camisa de la escuela Filhos de Bimba,
me llevo de Salvador un nuevo saber, un baile con espíritu propio, un espíritu
de libertad.
Axé!
P.D.: No conseguí publicar fotos de Capoeira porque
infelizmente extravié mi cámara. Los recuerdos quedaron en el corazón.