viernes, 23 de octubre de 2020

Mascarilla

¿Y si la mascarilla se queda? Seremos entonces testigos del antes y después del uso, casi obligatorio, de esa nueva prenda de vestir. Hoy les comparto mis divagaciones sobre los tapabocas, una herencia que quizá nos deje para el resto de nuestras vidas la COVID19.

La quirúrgica, las enfermeras en USA desechan una cada 20 minutos  

Si se queda, en 10 años nadie recordará este momento. Usar mascarilla será algo natural y ya a nadie se le va ocurrir salir sin ella. Nunca se nos va a olvidar como aún sucede y menos sentiremos vergüenza o pereza de usarla. Estará reglamentada. Será un delito no portarla.

Las nuevas generaciones no se imaginarán una vida sin tapabocas, no usarlas les parecerá una acción irresponsable. Más o menos como hoy, quizá más, o quizá dejaremos de usarlas y nos liberemos de ellas, quién sabe, creo que seguimos sin tener certezas de este virus que nos sigue matando. Estamos en El Salvador, sobreviviendo a siete meses de pandemia.

Y si en el futuro, en toda nuestra vida pública usamos máscaras que nos impidan por ejemplo el amor a primera vista, porque si eso existe hace falta una sonrisa…

No sé, pero si se queda, se quedará también ese sentimiento frio que deja el no saludarse alegremente con un abrazo. La mitad de nuestro rostro estará cubierto para prevenir que el COVID, o cualquier otro virus que venga, entre a nuestro cuerpo.

Será nuestro principal escudo, la industria seguirá desarrollándose, los diseñadores y artesanos de mascarillas seguirán creando, generaremos toneladas de basura compuesta de mascarillas y no habremos aprendido nada.

No me lo van a creer pero en lo que va de pandemia no he comprado ni una sola mascarilla. Ojo que sí las uso en lugares públicos o con muchas personas. Lo que digo es que no tuve necesidad de comprar. Todas las que tengo y he tenido han aparecido en mi vida alegremente como obsequios y donaciones.

No me gustan. Pero de momento debemos usarlas.

Nuestras orejas que empezaron cargando solo aretes, ahora también soportan el peso de los lentes, los audífonos y una o hasta dos mascarillas. Nuestra especie desarrollará orejas más grandes y fuertes.

Aquí no teníamos la costumbre de usar mascarilla como en China. Por machismo los hombres somos los que menos las usamos. Así que adoptar la mascarilla, como algo que debemos usar al salir, no está siendo tarea fácil.

Porque aunque no vemos cómo nos protege, sí lo hace al impedir que estemos en contacto con partículas contaminadas. Aunque parezca risible a mí me parece que debería haber campañas sobre su uso correcto.

Mi vecino Chevo estaba solo en el potrero arreglando un cerco y usaba mascarilla. Yo que salí sin mi tapabocas a dar una razón donde mi vecino lo saludé desde más de cinco metros y le pregunté por qué la usaba. “Para que no se me pegue ese mal que anda dando”, me dijo.

Conversamos sobre las formas de contagio, los tipos de mascarilla, su uso correcto… y de pronto se la quitó. Nos despedimos amistosamente y me regresé pensando si hice un mal o un bien.

No me malinterpreten, en estos momentos yo soy pro mascarilla. Pero creo que si es algo que se va ir quedando debemos hablar más al respecto. Cuídense y gracias por haber leído hasta aquí. Salú.