martes, 21 de octubre de 2014

Tío Adrián

Durante los primeros años del siglo XX, los cerros de San Felipe fueron testigos de la crianza que Luis González y Francisca Hernández dieron a sus ocho hijos. Adrián, el último de aquellos varones, se despidió de este mundo a principio de mes. Él y sus hermanos, entre ellos mi abuelo, se esforzaban para que sus desendientes se conocieran y mantuvieran contacto. Conservar esa unión es nuestra mejor herencia.

Félix Adrián González Hernández
nació en mayo de 1929.

“Este es tu tío Fulano, hijo de mi tio Mengano y estos son sus hijos, o sea tus primos”.

Esa es una frase común en cada reunión de los González y aun así en el siguiente encuentro las introducciones o aclaraciones son inevitables. Somos tantos que es díficil, sobre todo para los últimos, ubicar la raiz de cada uno. Sin embargo, nos sabemos parientes, nos reconocemos en gestos, miradas y hasta en formas de caminar.

En las últimas reuniones tío Adrián era una joya de más de 80 años y desde su silla de ruedas se le veía conciente de aquel estatus. Era el sobreviviente de los polluelos de papa Luis y mama Chica, mis bisabuelos. O sea que Adrián era mi tío-abuelo, hermano de papa Raúl, el papá de mi mamá.

Yo sé bien poco sobre estos ancestros. 

El primer hijo del matrimonio González Hernández se llamaba Fausto. Algunos de sus descendientes aun viven en las cercanías de San Felipe, en el heróico cantón Santa Marta. Su familia sufrió el conflicto armado salvadoreño más que las familias hermanas. Muchos perecieron mientras otros huyeron a Honduras donde al menos uno se quedó y echo raices.

Juvenal era chelito. Mi abuelo Raul fue asesinado por un vecino. Adrian ha sido el último en partir. Ramiro era el rey de las bromas. David era vecino y es de quien más claros recuerdos tengo. Dimas vivió en México y Arturo fue el último en nacer y el primero en morir. 

Juvenal, Raúl, Dimas, Adrián, Francisca,
David, Ramiro, Fausto y Arturo

Quienes mejor pueden contar la historia de estos hombres son sus vuidas. A todas se les vio bien alentaditas en los actos funebres del cuñado y seguro las vamos a seguir disfrutando por muchos años más.

Blanca, Goyita, Julia, Chepita, Rosita y Lidia.

El sentimiento de conocernos y mantenernos en contacto está vivo en las nuevas generaciones. Alguien tuvo la grandiosa idea de abrir el grupo Familia González en Facebook y por ahí nos mantenemos en contacto.

Saludos sangre querida y hasta una próxima reunión para chistar y recordar al tío Adrián y a sus hermanos, al papa Luis y la mama Chica.

Mama Chica era gorda.
Adoraba abrazar a sus nietos.