miércoles, 19 de agosto de 2015

Candomblê

Para mí Orixas era solo un grupo musical cubano. Cuando hace poco más de un año deambulaba por el Pelourinho caí, por casualidad o destino, en una Casa de Candomblê, que es la religión de otros Orixas, no de los cubanos, sino de deidades espirituales que representan las energías primordiales que nos rodean. Compré un libro que me ha narrado algunas señales de su misterio. Misterios de una tradición oral africana que además existe intensamente en Brasil y Cuba.

La música de tambores me llamó hasta aquella casita donde me planté ante la puerta. Alguien me hizo señal para que siguiera. Entré despacito. Lo primero en notar fue un altar con ofrendas de comida, principalmente pedazos de pollo crudo. Al fondo y al ritmo de congas un grupito de señoras vestidas de baianas danzaban formando un círculo. Me quedé mirando unos tres minutos. Después sentí como angustia y me escabullí.

¿Qué era aquello? "Quiero averiguarlo", me dije. Tardé dos horas en elegir un libro de entre varias decenas. Opté por Awô, o misterio dos Orixás. En algún idioma africano Awô significa secretos. Fue publicado hace unos 10 años por una sacerdotiza de Candomblé. Aquí un par de bucanadas de lo interpretado.

La autora nació en Marruecos y se crió en Francia

Al princio, en el todo y la nada, solo existía Olodumarê, quien se enfadó de estar solo y dividió sus fuerzas que no pueden ser definidas como buenas o malas. Se originó entonces la dimensión, el pasado, la noción del tiempo, la humedad, la energía del fuego. No había cielo ni tierra, pero había una energía encargada de hacer el mundo: Obatalá.

Este personaje, que es luz y esplendor, tiene además un consejero: Orumilá, la energía del conocimiento y el vínculo entre Olodumarê y el mundo. Surgió además la energía que puso la fuerza en acción, el cielo, la tierra, los animales, las aves, la vegetación, la humedad primordial, el agua, el mar, la lluvia, el fuego, la fuerza de la palabra acumulada en el viento... en fin, todas las energías primordiales.

Olodumarê crea entonces 16 criaturas ligadas a esas energías, los Orixas, que no son humanos sino seres celestes que se mueven en varias dimensiones.

Lo último en crearse fue el hombre. Olodumarê lo moldea en barro y le da el soplo de la vida. Recibe de otras energías la cabeza, la fuerza espiritual, el destino, la personalidad, la vitalidad, la muerte... El primer hombre se llamó Lamurudú. Un guerrero cazador del que se ha desprendido una milenaria dinastía aun existente en países como Benin.

El Candomblê reconoce tres tradiciones: Ketu, Jeje y Angola. La tradición Ketu es quizá la más amplia o por lo menos de la que se tiene mayor conocimiento. Para los ketu los 16 Orixas principales son:

  1. EXU: Mensajero entre hombres y Orumilá, temido, perverso.
  2. OGUN: Maestro del hierro y la guerra.
  3. ODÉ: Cazador.
  4. LOGUNEDÉ: Alegre y bromista.
  5. OMOLU: Dueño de la tierra.
  6. OSSAIM: Médico de cuerpo y espíritu, secreto de las hojas.
  7. XANGÔ: Dios del trueno, las tempestades y los rayos.
  8. OXUMARÊ: Representa la continuidad en el movimiento.
  9. YEMANJÁ: Maternidad, aguas del mar y aguas dulces.
  10. OBÁ: Representa la amargura de la vida.
  11. OXUM: Belleza, encanto y sensualidad.
  12. OYÁ: Se manifiesta en el viento.
  13. NANÃ: Comanda la muerte, ayuda a las almas en la transición.
  14. IEWÁ: Cazadora, amazona.
  15. IROKÓ: Árbol sagrado que liga el cielo y la tierra, tiene el poder de curar.
  16. APAOKÁ: Árbol escondite de las Yamis (hechiceras).
Me gustó mucho el libro. Me ha dejado con ganas de más Candomblé.