Querido Diario, mi abuela ha fallecido.
Repito que este blog es un diario personal. Escribo artículos
que quizá no caben en los géneros literarios o periodísticos y que me brotan de
las manos. Antes era además un ejercicio para evitar el síndrome de la página
en blanco. Hoy es la necesidad de publicar mensualmente lo que considero más
importante a mí alrededor.
Escribo sobre mis viajes, mi casa y mi vida. Hoy lo hago en
memoria de mi abuelita quien nos dejó el pasado julio. Se fue un ser demasiado
querido para soportarlo. Su partida nos ha dejado medio zombis. Es cierto, se
fue físicamente, pero tengo la certeza de que la mamita sembró su ser en
nuestros corazones. Que es ahí donde está ahora.
Abrazando al tío Lito en su fiesta de cumpleaños el año pasado |
Oriunda del cantón El Volcán, en Sensuntepeque, Blanca Rosa
Rivas iba a cumplir 81 años el próximo 31 de agosto. Era la mamá de mi mamá y
desde siempre cubrió para mí la figura de abuela. Mi otra abuelita murió cuando
yo era una crianza y apenas recuerdo su dulzura.
Sin embargo a la mamita la voy a recordar por un montón de
cosas. La mamita nos enseñó, a mí y a toda su descendencia, a llevar la vida.
Unos días antes de su accidente cerebro vascular, la Blanca
Rosa se estaba riendo del sinvergüenza del abuelo y de los pleitos de sus hijos.
Estaba alegre y mantenía la versión oficial de los hechos. Así la voy a
recordar, como una persona con humor y sabiduría.
Me pedía que le destazará los cerdos que con esmero
engordaba. Todos los días hacía cuajada y no le gustaban los desperdicios así
que los cerdos que mantenía engordaban en una semana según era la bebedera de
suero.
La voy a recordar caminando en el patio, buscando mandarinas
o mangos.
Riéndonos de las pasadas de don Salarrué o don Francisco Andrés
Escobar.
Hablándole chiquito a Jando, su último nieto de apenas 16
meses.
En la UCA durante mi graduación en 2005 |
Nos heredó tanto Blanca Rosa.
Yo me quedé con sus latas para
quesadillas y la receta original. Ya tengo dos meses horneándolas y aunque aún
no consigo su toque puedo decir que estoy en el camino.
Con tía Esperanza en Ataco en 2010 |
Gracias infinitas a todas las personas que nos acompañaron
en la muerte de mi abuela. Su partida ha dejado a la familia unida en un círculo
de amor.
Hasta siempre mamita Blanca. |