miércoles, 12 de febrero de 2020

Parasite

Es la película surcoreana de la que todos hablan. He tenido la suerte de tenerla en casa para ver dos veces todo el drama, suspenso y humor negro que nos deja.

La gran ganadora en los Oscar y Cannes, entre otros festivales, que con bajo presupuesto nos presenta lo que muchos consideran “lo mejor” del llamado séptimo arte en el último año. Ésta no es una reseña y tampoco seré un soplón, es solo mi post de febrero, mi regalo de San Valentín.

El director Bong Joon Ho tiene 50 años

Esta historia escrita y dirigida por Bong Joon Ho se estrenó a mediados de 2019 durante el Festival de Cannes donde ganó la Palm d’or, el mayor de los premios del famoso festival francés.

Este mes también arrasó en la edición 92 de los hollywoodenses premios Oscar. Ganó los cuatro premios más importantes: mejor película, mejor director, mejor guión y mejor película extranjera.

Es de resaltar que es la primera vez en estos premios que una película de habla no inglesa gana el premio a mejor película. Histórico dirán los seguidores de estas competencias.

A mí me gustan estos temas porque es la oportunidad de echarle un ojo a las producciones a nivel mundial, descubrir artistas, deleitarse viajando con las historias que nos cuentan y aprender, porque no, de ese producto cultural de masas, en fin, cultivar el intelecto supongo.

Pues bien lo primero que llamó mi atención al navegar un poco en la red fue que el nombre de la película es Gisaengchung. O sea, el titulo original se escribe en hangul, esos garabatos que son el alfabeto coreano, pero ya romantizado queda Gisaengchung que se traduce: Parásito.

La película dice muchas cosas, pero cautivó mi atención eso del nombre. Me hace reflexionar sobre la dependencia que tenemos entre humanos en una jungla social. Como los parásitos, reyes de la sobrevivencia, nosotros también luchamos para encajar socialmente, creamos dependencias. 

Una media sinopsis

La familia Kim está desempleada, viven en el sótano de un edificio en la ciudad de Seúl, capital de Corea del Sur. Ki-woo, el hijo, tiene un amigo que se llama Min, a través de quien consigue trabajo como profesor de inglés de Park Da-hye, la hija de una familia acomodada. Ki-woo logra sin mucha dificultad meter a trabajar en la casa de los Park a su hermana Ki-jung haciéndola pasar como una experta en terapia artística para el inquieto Da-song, el hijo menor de los Park, un chiquillo de unos cinco años obsesionado a los Scouts. Los hermanos Kim comienzan entonces a tramar todo para que sus padres también trabajen para los Park. Primero el padre, Ki-taek, como un experimentado chófer y luego la madre, Chung-sook, como una exclusiva ama de llaves. La mansión de los Park fue diseñada por un famoso arquitecto de nombre Namgoong, como muchas residencias en Corea del Sur, ésta tenía un sótano, de los que llaman bunker, por miedo a bombardeos provenientes de su vecino y hermano Corea del Norte. Ante su traslado a París el señor Namgoong vendió la casa pero no informó a los compradores sobre la existencia del bunker. La única que conoce la situación es Moon-gwang, la ama de llaves que acaba de ser despedida y quien también fue ama de llaves del arquitecto. Un día los Park se van de campamento por el cumpleaños de Da-song quien prefiere celebrarlos fuera de casa. Los Kim aprovechan su ausencia y disfrutan de la mansión a sus anchas. Pero también Moon-gwang aprovecha y regresa a la mansión, los Kim, aterrados, la dejan entrar y ella va directo al bunker donde está su marido Geun Se, quien ha estado escondido en el bunker durante cuatro años. La situación es tensa y los Kim terminan revelando que son familia y que han engañado a los Park. Moon-gwang les hace un video con el celular y amenaza con enviarlo a Yeon Kio, la madre de la familia Park quien por su inocencia ha dejado entrar a todos los Kim a su casa. Luego de una intensa pelea los Kim logran arrebatar la evidencia al mismo instante que el teléfono de la casa suena. Es la señora Yeon  Kio que regresa del campamento fallido, a causa de una intensa lluvia, con toda su familia, están hambrientos y a ocho minutos de casa…

Este es el punto más intenso y a partir de ahí esperen cualquier final. No la voy a contar toda, véanla, se las recomiendo.

El film aborda elementos muy simbólicos, como la familia, la dependencia a los celulares y el Internet, el idioma inglés y la clave morse, el tema del olor, las necesidades humanas más básicas, la credulidad, la confianza.

Me enseñó que en Corea del Sur los usureros te persiguen aun después de cuatro años sin saber de tus rastros y que el conflicto entre las Coreas está muy presente en la cotidianidad y que a pesar de ser serio se puede hacer chistes al respecto.

Véanla, si quieren se las paso. Si merece o no tanta gloria es cosa que ustedes decidirán después de verla. Yo les dejo aquí mi opinión. Salú lulu.