“La Combi viajera de El Salvador”, así puede llamarse este artículo en otro lado. Aquí yo prefiero titular con una palabra así que esto es: La Lula, la historia de un carro pero sobre todo del dueño del carro quien ama viajar y pintar, y así combinándolos y montado en La Lula va por todo el continente y el mundo. Me gusta que esté leyendo. Bienvenido otra vez.
La Lula viajera, tiene ya 17 países recorridos |
Esta Combi fabricada en 1971, placas salvadoreñas P 54 673,
quizá ha viajado por más lugares que usted y yo juntos. Modelo 221 de la marca
Volkswagen que acaba de regresar de su último paseo por Sur América.
José Yurandir Sánchez, el propietario de La Lula, vive viajando y pintando y
también vive en La Lula, le llama casa y aventurera. Su relación es sumamente
íntima y juntos ya tienen 17 países recorridos y miles de kilómetros de aguante.
Pintando por América, así se describe La Lula en su página de Facebook que ya tiene más de 13 mil seguidores.
En el monumento a la Mitad del mundo en Quito, Ecuador
Su padre decidió llamarlo Yurandir por un futbolista
brasileño, a sus 18 años se embarcó para atravesar el Atlántico laborando
a bordo. Luego de eso se radicó en el
país donde se desenvuelve como artista plástico pero su alma viajera le
susurra constantemente que aun hay muchos caminos que faltan por recorrer.
Yuri y La Lula salieron a inicios del 2017 rumbo al Sur y es
hasta este enero de 2023 que regresan a casa, a tomar aliento y quien sabe por cuánto tiempo, porque “aun no tengo
decidido cuánto me voy a quedar”, me dice Yuri, quien tiene 45 años y creció en los suburbios de San Marcos, en la capital salvadoreña.
Han recorrido prácticamente toda Latinoamérica, desde la Patagonia hasta el Amazonas. Han ido por peligrosas carreteras y se han embarcado o incluso volado cuando éstas faltan. Lo que no ha faltado son los accidentes, en Panamá y Brasil, en el primero La Lula se quedó solo con una llanta puesta y en el segundo no la pudo detener en marcha.
La Lula viaja en carretera, en barco y en avión |
Al preguntarle a Yuri qué tipo de conductor es él responde
que va despacio, disfrutando el paisaje y el camino, no tiene ansias por llegar
a ningún lado. Además La Lula ya está viejita y hay que tratarla con cariño.
“Voy a tirar la toalla pero en la playa”, se leía en la
parte trasera de La Lula hace un año cuando transitaba en algún lugar de Uruguay, país donde Yuri
nos cuenta que pintó al menos 23 vehículos y donde afirma podría regresar y
trabajar en ese rubro.
En este último viaje, en un período de seis años, Yuri pintó
su casa al menos cinco veces, una vez con una inmensa ola, otra con pájaros
tropicales, inclusive un torogoz u otros elementos de la identidad guanaca.
Allá por el año 2006 La Lula le costó a Yuri un aproximado
de 2,800 dólares. Hoy tiene un valor simbólico que no se puede pagar con dinero
así que no es opción vender este carro que en el futuro ya tiene dueño
destinado. “Se la voy a heredar a mi hijo”, explica Yurandir.
Siempre he admirado a Yuri como un gran viajero y espero verlo para platicar más mientras está en el país. Ojalá todos tuviéramos la dicha de ver tantas cosas maravillosas. Mientras tanto nos toca verlas a través de los ojos de Yuri y los faroles de La Lula.