jueves, 24 de marzo de 2016

Costa del Descubrimiento

Venir de un país tan pequeño como El Salvador a uno tan grande como Brasil a veces me agobia. Comidas, tradiciones, acentos; aquí hay muchas diferencias entre el norte, el sur, la costa, el interior, la selva, la ciudad… Sin duda se necesitan muchos viajes para conocer este subcontinente.

Por en cuanto, y después de algunos meses, quiero escribir sobre la Costa del Descubrimiento: el pedacito de Brasil que yo conozco.

Fuentes indican que fue en Trancoso que Cabral desembarcó.

Mis coordenadas son: hemisferio sur del planeta, costa atlántica del noreste brasileño, extremo sur del estado de Bahía, distrito de Arraial D´ajuda en Porto Seguro, Barrio El Centro.

Porto Seguro, junto a Santa Cruz Cabralia y Belmonte, son los municipios que comprenden la Costa do Descobrimento. Se trata de unos 150 kilómetros de playa donde hace 516 años los portugueses invadieron por primera vez el actual territorio brasileño, que ya era habitado por los indios Tupis.

Desembarque de Cabral, óleo sobre tela de Oscar Pereira da Silva, 1904.

Según la historia, una expedición compuesta por 13 barcos y 1500 hombres fue enviada por la corona portuguesa hacia la India. El objetivo era simple: comprar especias que luego serían vendidas en Europa por un valor siete veces más alto.
   
Pedro Cabral, un muchacho de 32 años y jefe de la misión, tenía que rodear África y luego continuar al Este, hacia la India, ruta que ya había establecido su colega Vasco da Gama. Sin embargo, Pedrito resultó bastante curioso y decidió dar una espiada más al Oeste donde ya había noticias de un nuevo mundo.

Después de apenas 44 días navegando, Cabral y los suyos habían atravesado el Atlántico y “descubierto” que sí había tierra y gente del otro lado. Como buen siervo tomó posesión del hallazgo en beneficio de Portugal y después se fue obediente a comprar las especias.

Oficialmente Brasil fue “descubierto” el 22 de abril del año 1500.

Aquí nació Brasil. En esta zona se establecieron entonces los primeros poblados. Se celebró la primera misa. Se construyeron, una al lado de la otra, la primera iglesia y la primera cárcel. Este aspecto histórico es lo único realmente atractivo de Porto Seguro ciudad.

Porto es el municipio con más hoteles en toda Bahía. Pero los brasileños y extranjeros no vienen hasta aquí por la historia, sino por las playas. Aquí las arenas son claras y las aguas turquesa. Las más bonitas no están cerca de la ciudad, hay que descubrirlas en sus distritos.

Arraial D´ajuda

Es un pintoresco pueblito de playa que hierve de turistas y entretenimiento. Hasta los años 70 estaba perdido en el mapa, pero una retrasada generación hippie comenzó una invasión que, al ritmo de la Lambada, transformó Arraial en destaque turístico bahiano.

Miles han dejado sus empleos en la ciudad y se han venido a montar posadas o a vender hamburguesas. Todo se vale si una linda playa está de lado y no tienes que lidiar con el tráfico. Aquí se respira aire fresco, la inseguridad es baja y la diversión garantizada.

Fiesta de noche, playa de día.

Los hippies ahora están arrinconados en una plaza donde venden sus artesanías. De a poco, se fueron instalando hoteles y restaurantes de lujo que expulsaron a los moradores del centro hacia los barrios de la periferia. También está lleno de extranjeros, muchos argentinos e italianos, que han sabido prosperar con el público arraialero, que también es multicultural.

Trancoso y Caraíva

Más al sur está Trancoso, menor en tamaño pero también más encantador que Arraial. La plaza central, llamada de Quadrado es de ensueño, está llena de casas coloridas, vegetación exuberante y una espectacular vista al mar.

En Trancoso hay hoteles y restaurantes boutique donde los famosos pasan sus vacaciones. En el tiempo que he estado aquí supe que el futbolista Neymar y la actriz Jessica Alba se mojaron las nalgas en las playas vecinas.

Ya Caraíva es una conexión con la naturaleza. Una calle de tierra te lleva hasta el borde de un río que hay que atravesar en lancha. A partir de ahí parece que el tiempo va más lento, que todo es más simple.

En este pedazo de paraíso a la orilla del mar no hay carros y las calles son de arena. La energía eléctrica llegó hace poco, pero aun así las noches son más estrelladas. Ser un lugar remoto hace de Caraíva también un lugar caro… aun así vale la pena conocer.

Cool es casarse en Caraíva y disfrutar un finde con los invitados.

Nota: Los otros dos municipios de la Costa del Descubrimiento, Santa Cruz Cabralia y Belmonte, también tienen sus destaques, no ahondaré en este post porque en realidad fue poco lo que conocí. El mar de Cabralia me gustó mucho para nadar. Belmonte me pareció una ciudad fantasma con parte de su arquitectura conservada, también me sorprendió que allá la playa y el mar son diferentes, la arena más oscura y el mar más bravo.

sábado, 13 de febrero de 2016

Carnaval

Hace unos 10 años conocí una brasileña que tiene fuego en los pies. Un pique por el baile que hasta ahora me parece surreal. Esa mineira me enseñó a sambar y sé que continua incansable y siempre presta para el siguiente ritmo.

Al verla me preguntaba si todos los brasileños eran así. Vivir aquí y verles el talento me respondió que sí. Debe haber excepciones, claro, pero en general a la gente de Brasil le gusta bailar. He aquí mis impresiones de su mayor fiesta popular:

El Carnaval de Rio es considerado el mayor del mundo.

No hay fecha definida para celebrar el Carnaval que ocurre una vez al año los cuatro días antes del Miércoles de ceniza. Al igual que la Pascua esta es una fecha que no se fija en relación al calendario civil que todos conocemos, sino que se mueve, por acuerdo Cristiano, al ritmo de equinoccios y lunas llenas.

Así el próximo Miércoles de ceniza será el primero de marzo  y en 2018 será el 14 de febrero. No hay más remedio que vivir pendiente, pues en algún momento, entre febrero y marzo, el Carnaval estalla en Brasil. Y de qué manera...

Hay miles de personas (muchas costureras) que literalmente viven del Carnaval, se la pasan el año entero trabajando exclusivamente para esos días de color, música, baile, fantasías y qué sé yo que otras cosas. Hay mucho dinero envuelto. Participación de gobiernos municipales y empresas privadas.

Pero bueno vamos en orden para no confundirme y para no confundirlos. Me preguntaron un par de veces si el Carnaval era únicamente en Rio de Janeiro. La respuesta es no. La fiesta es nacional y en cada  rincón tiene sus peculiaridades. Que en Rio es más famoso es cierto. Quien no quisiera visitar la Ciudad Maravillosa y ver de cerca el desfile de las Escuelas de Samba.

Ese desfile es lo que uno conoce desde afuera. La mujer semidesnuda en el Sambodromo es el cartón postal. De nuevo, es cierto que el Carnaval carioca es el sueño de consumo de muchos, ocupa espacio en los medios de comunicación y tiene proyección internacional, pero aquí en Brasil es solo parte de la fiesta.

Reinas de Escuelas de Samba: cartón postal del Carnaval.

En Rio de Janeiro y São Paulo reina la Samba. La mayor atracción son los desfiles de las 12 Escuelas que compiten en cada ciudad. En São Paulo los desfiles fueron viernes y sábado y en Rio domingo y lunes. Fueron cuatro días de transmisión en vivo en la televisión desde las 10 de la noche hasta las 6 de la mañana.

Es difícil explicar cómo funcionan las Escuelas, que realmente son organizaciones que representan alguna comunidad o sector de la sociedad. En el desfile participan unas tres mil personas entre músicos, bailarines y personas que todos los años compran la fantasía y desfilan. Aman su Escuela, se sienten representados en ella.

Cada Escola elige un tema y desfila por una hora y veinte minutos ante los ojos de otros miles que pagaron para verles. Llevan carros alegóricos hiper elaborados además de artistas y personalidades como invitados.

Todos los miembros de la Escuela cantan al unísono un Enrredo (coro) que ha sido compuesto especialmente para la ocasión. Se trata pues de una reñida competencia que tiene como premio, además de prestigio, una buena suma de plata.

Mangueira, ganadora 2016. Homenaje a Maria Bethânia.

Mientras las Escuelas de Samba se disputan en Rio y São Paulo, los “Tríos eléctricos” hacen de las suyas en muchas ciudades de Bahía, al nordeste del país. Un trio elétrico es un camión modificado para convertirse en palco donde famosos artistas dan show y derrochan sudor y energía.

Durante cuatro horas el camión recorre cuatro kilómetros, esto varía dependiendo la ciudad pero es un promedio. Va más lento que una tortuga y a ratos se detiene. El público puede seguir el camión o esperar a que pase, dar una bailadita y esperar el siguiente trío.

Ivete Sangalo, Claudia Leitte y Daniela Mercury destacan en Bahía.

En Bahía no reina la Samba sino el Axé, ritmo movimentado que incluye el rompimiento de caderas y el culeo. Me recuerda al Perreo intenso, pero al estilo brasileño: menos sensual y más técnico.

En Salvador, capital de Bahía, algunos trios venden Abadás, camisetas distintivas del trío o artista, que permiten aproximarse al camión. Quien no tiene la camiseta es llamado de Pipoca (palomita de maíz) y no puede acercarse, un lazo y varios chaneques se lo impiden. Esa modalidad ha sido criticada por violentar el espíritu de libertad que envuelve al Carnaval.

En Pernambuco no es Samba ni Axé, el ritmo que anima el Carnaval en ciudades como Recife y Olinda se llama Frevo, un sonido acelerado que mezcla ritmos de Marcha y Capoeira.

Carnaval en Pernambuco conocido por sus muñecos de Olinda.

Entonces, el Carnaval se vive en Brasil entero, pero es más famoso y animado en estos cuatro lugares: Rio de Janeiro, São Paulo, Salvador y Recife. Si usted es turista y quiere venir a Brasil en época de Carnaval vaya a cualquiera de esos cuatro. Yo estoy curioso por el de Recife.

En todo Brasil, sin embargo, se organizan Blocos de Carnaval, estos son grupos de personas que se organizan y salen a las calles con la misma fantasía (traje o disfraz) y que tienen alguna cosa en común, cualquier cosa. Todo se vale para salir a bailar, cantar, y celebrar el Carnaval.

En Arraial d´ Ajuda, parte de la municipalidad de Puerto Seguro (Bahía), se organizaron blocos ingeniosos y simples como los Lodo y los Hojas, sí, así nomás, unos se llenaron de lodo y los otros de hojas y salieron a las calles con el mismo entusiasmo que salen las Escuelas de Samba en Rio. Chis.

Seguí sin mucho entusiasmo algunos blocos, la verdad todo era tan nuevo que preferí observar a participar. Doy fe de la grandeza de esta fiesta y secundo lo que por aquí se pregona: el año comienza sólo después del Carnaval.

martes, 5 de enero de 2016

Réveillon

Viene del francés réveil que significa despertar. En Brasil es el nombre de la fiesta de fin de año. Al principio la palabra era usada para nominar una comidita de noche que no dejaba dormir a la gente. Ahora, participar en la fiesta es esperar despierto el primer sol del año.

Cuando calienta el sol aquí en la playa.

Fue lo que yo hice y fue especial. Me desvelé para ver nacer la cosa que más admiro en este mundo. Aun estaba borracho cuando el astro comenzó a iluminar el cielo, a colorearlo de rosa y morado, a los pocos se fue dejando ver, amarillo hirviente. Estar frente al mar para recibir su calidez fue lo primero que hice este 2016. Cosa sencilla.

Estaba muy curioso por saber cómo era la celebración de Navidad y Año Nuevo en Brasil. Para Réveillon todo fue muy espontáneo. Disfruté cada momento junto a Ana Julia, la mujer que me completa y comparte conmigo alegrías y desventuras en este viaje de la vida.

Nos invitaron a presenciar los fuegos artificiales desde el mejor lugar de Arraial d´Ajuda: al borde de los barrancos que están frente a la playa Parracho. El escenario era la luna partida y el mar Atlántico. Encaramados al borde del abismo, desencorchamos nuestro vino y nos preparamos para contar 10, 9, 8, 7, 6, 5... Feliz Año Nuevo!

En Brasil no hay cohetes pero sí fuegos artificiales a la medianoche.

Abrazamos y deseamos lo mejor a quienes nos rodeaban, luego bajamos hasta la playa donde comenzamos a caminar tomados de la mano. Eran las primeras horas de 2016, en El Salvador debían ser las 10 de la noche, cuando nos detuvimos la primera vez para tomar un trago más de vino.

Había mucha basura en la playa, me dio tristeza. En todo el mundo, el 31 de diciembre fue uno de los días que más basura generamos y cuando menos responsables fuimos por esos desechos. En Puerto Seguro, el mar se tragó botellas de champagne y latas de cerveza. Celebración inconciente.

Antes nos detuvimos frente a una fogata, nos acercamos al fuego como lo hacían los antepasados y contemplamos las llamas en silencio. Estación ideal para otro trago de vino, una canción cantada al oido, un cariño, una mano presta para ser tomada.

Caminamos unos cuatro kilómetros antes de llegar a nuestro destino. Después de mucho andar llegamos finalmente al Corujão, ahí encontramos amigos y mezclamos bebidas. 

Nada era importante, cada cual estaba más borracho que el otro. Reimos, resolvimos problemas mundiales, hablamos español!

"Galera" así se dice en portugués grupo de amigos.

De pronto ya no estaba oscuro. Había nubes rosas que se dejaban ver al horizonte. Estabamos cumpliendo con el significado de Réveillon. Buscamos nuestras sandialias y caminamos de regreso a casa.

El sol comenzó arder. Ana Julia como toda experta tenía sus lentes de sol. Yo quería una agua de coco, huevo picado, pan francés, queso y café. Fue mi desayuno y fue hecho con amor. Después me sumergí en las aguas de Morfeo. Eran las 7:30 del primero de enero de 2016. Feliz Año Nuevo Everybody!