Algo que me
preguntan bastantito es dónde exactamente está la isla donde vivo. Hasta ahora
no he convencido a muchos con la ubicación que brindo verbalmente.
- En las
Antillas Menores.
-Mmm...
No, si yo
tampoco conocía mucho eso de las antillas. Ahora sé que las hay Mayores, que
son las que uno medio conoce: Cuba, República
Dominicana, Haití, Jamaica, Puerto Rico y que hasta allá abajo está Trinidad y
Tobago.
Sabía de
las otras islas pequeñas por ahí y por allá, pero nada muy relevante, nomas que
eran unos paraísos caribeños para gente con plata.
Pues
Antillas Menores se les llama a un montón de islitas, del tamaño del departamento de Cabañas, que están regadas
entre la Perla y
Trinilandia.
En el mapa estas
islas dibujan una medialuna que mira hacia el Mar Caribe y le da la espalda al
Atlántico
En ese
pedazo de Caribe hay al menos siete países y siete territorios que son llamados
de “ultramar” o “no incorporados” a algún otro país.
Los países
son 1. Antigua y
Barbuda, 2. San Cristobal y
Nieves, 3. Dominica, 4. Santa Lucía, 5. Barbados, 6. San Vicente y las
Granadinas (donde vivo) y finalmente 7. Grenada.
Paréntesis.
Yo me lo he pensado... esas Granadinas quizás todas eran de Grenada, pero
alguien quiso quedar bien con el santo y le regalo unas.
Las
Granadinas son, entre este grupo de islas, las más pequeñas. Bequia, la más
cercana a mí, mide apenas 18 kilómetros
cuadrados.
Están
ubicadas entre las islas de San Vicente y Grenada, entre las que, en algún
momento de la historia, se repartieron las mentadas Granadinas.
A saber
como también fue la repartición de los ahora “departamentos de ultramar” que
aun tienen por estos lares Reino Unido (1. Islas Vírgenes Británicas,
2.Anguila, 3.Montserrat), Francia (4. Guadalupe y 5. Martinica), Países Bajos
(6. San Martín) y unas Islas Vírgenes que dicen los gringos que son territorios
no incorporados de ellos.
Pues mis
vecinos más cercanos son: al norte Santa Lucía, al sur Grenada, al este
Barbados y al oeste el Mar Caribe. Grenada es un país, poco más pequeño que San
Vicente, que no llama mucho mi atención. A Barbados espero nunca tener que ir.
Saben que solo por hacer una conexión en su aeropuerto cobran $200 a los
salvadoreños!?
Cuando en
mayo regresé a mis entrenos de rugby mis compañeros ya estaban montados en el caballo. “En julio
nos vamos a un torneo en Santa Lucia. En velero”. Imperdible.
-Dudu, you
want to come?
-YESSS!!!
El Tackle
Los
entrenos se tornaron agotadores y más rudos de lo normal en el SVG Natonal
Rugby Union Team. “Santa Lucía”, gritaban algunos jugadores en los momentos de mayor tensión durante las
prácticas.
Pasamos del
Touch al Hold. Antes, para detener al que iba con la pelota bastaba con tocarlo
con las dos manos y para ponerle emoción gritar Touch!
En los
últimos entrenos practicamos como verdaderamente se hace. Deteniendo, a toda
costa, al cliente que va con la pelota.
Detener a
un jugador de rugby que lleva la pelota es como tratar de detener a una vaca
brava que va corriendo sin lazo.
Quien lleva la pelota no se importa de lo que
hay en su frente. La defensa es la que debe estar en línea recta para que la
vaca no sepa para donde agarrar.
La vaca va
a buscar los agujeros y puede irse también contra quien considere más débil. La
forma más común para detenerla es abrazándola por la cintura y piernas para luego tratar de
derribarla y que no continúe la marcha.
Yo he
conseguido derribar varias vacas y me tumban a cada rato. Realmente es difìcil
no salir con raspones y mallugadas de una práctica de rugby.
Cuando
finalmente se la detiene, los jugadores de ambos equipos deben acudir al
jelengue para tratar de recuperar la pelota. A eso, detener la vaca se le llama Tackle.
Algo que se evita si uno pasa el balón antes que lo detengan, que es lo que yo hago la
mayoría de veces.
Estoy en el
proceso para aprender a hacer el Tackle. Me da miedo pero si quiero realmente
jugar al rugby tengo que hacerlo sin que parezca que me estoy cagando del
miedo.
Me han
explicado que cuando uno es la vaca y lo detienen, lo mejor es, buscar el suelo,
poner la pelota al frente de su equipo, protegerse las orejas y esperar que un
compañero tome la pelota.
Pero en el
Tackle esto no siempre es así. En el Tackle hay empujones, jaloneos, codazos,
rodillazos, que te patean, que te dieron un cabezaso...
A dos
semanas de viajar a Santa Lucía yo estaba afilado y con ganas de defender el
verde, amarillo y azul de San Vicente y las Granadinas.
Me acuerdo que en los
intramuros de la escuela nunca me daban chance de jugar fútbol por ruin. Y
realmente era y sigo siendo ruin para el fútbol.
No sé que me pasa con el rugby, pero solo
participar en una buena jugada me dibuja una sonrisa y me da la alegría del
deporte.
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Me in St Lucía. Julio 2013 |
Vida de barco
El día que
zarpábamos no estaba emocionado. Estaba mas bien nervioso. Imaginaba y suponía
cosas. El miedo se me fue quitando cuando vi llegar al equipo. A las siete de
la noche de un jueves estábamos levantando el ancla de Puka.
Puka es un
velero con capacidad para ocho personas. Tiene cuatro habitaciones dobles,
cuatro baños y cocina-comedor en la cabina. En cubierta hay una especie de
sillones y otra mesa.
Nosotros
eramos 18 así que los espacios lucían más abarrotados de lo normal. A los pocos
minutos izaron la vela y el barco comenzó a zurcar el mar con mayor
facilidad.
Tenía gueba
de entender el vincy así que opté por escuchar mi música. Me quedé hipnotizado
por la luna casi llena. Mecido al ritmo del mar y acariciado por la brisa. Que
más podía pedir. La mecedera me dio sueño y al ratito estaba roncando.
De repente
sentí como si me jalaban los pies y después como si iba en un tobogán de
cabeza. El mar nos estaba meciendo muy fuerte. Abrí los ojos y vi que estaba
oscuro y lloviendo. Después me percaté de lo peor, el motor de Puka estaba
apagado.
Me levanté
y salí a cubierta. Estábamos sin energía. A merced del mar. Y para colmo
lloviendo. Cinco personas ya habían vomitado mientras yo dormía. Estábamos cagados. Yo me persigné al derecho y al revés, por suerte no me aruñé la cara,
como en los cuentos de Salarrué.
Comencé a
sentir tipo retorsijón. Palidecí.
El capitán
entró en la cabina y abrió un cajón donde estaba el motor. Yo reaccioné y
sostuve una lámpara. Con una tenaza el capitán aflojaba y socaba unos
tornillos. Gritaba “try now” y alguien en cubierta trataba de darle star al
motor. Después de varios intentos el motor encendió.
Los que
pudimos volvimos a dormirnos.
A
las seis de la mañana del viernes desperté. El barco no se movía casi nada y
afuera alumbraban los primeros rayos de sol. Estábamos en Santa Lucia.
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PUKA |
Rodney Bay
Playas
largas y de arena clarita, hoteles, restaurantes, un centro comercial lujoso,
bares... Santa Lucia me pareció un lugar con mayor infraestructura turística en
comparación con San Vicente.
En cada
esquina me ofrecían taxi. Me ven como asiático. “Señor si se quiere sentar aquí
tiene que pagar, usted es Filipino verdad?” me dijeron solo porque me senté en una silla de playa.
De ahí
que si quería agua de coco, andar en moto acuática, un sombrero hecho de
palma... Parecían de esos gavilanes que hay en todos los lugares turísticos.
Rodney Bay
es el área con más desarrollo en Santa Lucia. Donde todo mundo va. Muchos, como
yo, se van de Santa Lucia sin conocer Castries, la capital.
El grupo se
dividió y en Puka nos quedamos diez personas. La vida en el barco era simple.
Jugamos naipe, domino, entrabamos al mar, hicimos comida, lavamos el barco.
Fuimos familia por tres días.
El sábado
el equipo se juntó en la cancha. Nuestros oponentes eran los equipos A y B de
Santa Lucia y un equipo formado por ingleses que se hacían llamar Coaches.
El primer
partido San Vicente le ganó por más de 10 puntos al equipo B de Santa Lucía. Yo
pensé "esto será pan comido" y hasta me dieron ganas de jugar. Yo me puse el
uniforme, sin mucha ambición porque habíamos cuatro en la banca. Obviamente yo
era la última opción.
Los nuestros
fueron cayendo. Raspones, vaguidos, torceduras y el mismo cansancio fue
debilitándolos. Los equipos A de Santa Lucia y los Coaches nos pegaron sendas
taleguiadas. En una de esas yo entré al último minuto.
Tipo, bueno
ya nos ganaron demole chance al Dudu. No toque la pelota. Y lo peor, que además
es algo que me decepciona, es que cuando tuve que detener a la vaca brava sin
lazo, la puta bufó, me asustó y se paso.
Ganamos el
tercer lugar. Fue un torneo para practicar y hacer amigos. Terminamos bailando Soca.
Nos
fuimos de Santa Lucía el domingo por la noche. La luna, a pocas horas de estar
totalmente llena, me volvió a hipnotizar.
En ese trance estaba cuando de pronto, como un hasta luego, las
montañas Pitons aparecieron en el horizonte. Verlas alumbradas por la luna fue como tomar de esas fotos mentales que se quedan con uno para siempre.
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En tres días en Rodney Bay vi más mujeres negras bonitas
que en tres meses en San Vicente y la Granadinas. |
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La más alta mide como 800 metros. Dicen que son las chiches de la Santa Lucía.
En las otras islas con nombres de santos no hay montañas así. |