Cada cierto tiempo tengo la necesidad de huir. No de mí
mismo sino de mi entorno. Hoy he huido al Perú y es su capital, Lima, la que me
ha recibido. Aquí mis impresiones de una ciudad que huele a pescado.
Lima proviene de Rimac, nombre de uno de los ríos que atraviesan la ciudad |
Lima es desértica y plana, tanto que se prolonga hasta el
horizonte. Ocupa más de 130 kilómetros de la costa central del país. Está
frente al océano Pacífico, esto aun cuando los mismos limeños se mofan diciendo
que Lima vive de espaldas al mar.
En esta ciudad, de casi 500 años de antigüedad, habitan más de
10 millones de almas, el 30 % de los peruanos. Es la ciudad más poblada del país
y la tercera más poblada de Hispanoamérica,
después de São Paulo y CDMX.
Mi primer destino fue el distrito de La Perla, en la provincia
del Callao, a unos 20 minutos del aeropuerto Jorge Chávez. El Callao es como
Santa Tecla o Soyapango, ciudades independientes que han sido absorbidas por
ciudades capitales.
Solo había oído el nombre Callao en la canción “La Perla” de
Calle 13 y Rubén Blades. En Lima, entre otras cosas, se conoce como un lugar
inseguro y peligroso. Lo supe de entrada, a medianoche, cuando el taxista que
me llevaba no me repetía otra cosa.
El Leoncio Prado continúa siendo un colegio de prestigio militar |
Mis nuevos amigos peruanos, a quienes conocí a través de la red
social para viajeros Couchsurfing, me orientaron y con sus consejos pude
familiarizarme con los buses, un sistema barato y precario como el salvadoreño.
Lo que hice al siguiente día fue comprar un chip telefónico para
poner Internet, que sin Google Map me hubiera dado sendas perdidas en la urbe,
quizá allá anduviera todavía.
Aconsejo a todo mochilero comprar un chip telefónico local. Por
un par de dólares y simplemente con pasaporte adquirís un número nacional y promociones
de Internet. No siempre hallas WiFi y se debe estar conectado.
Luego me fui al mercado Magdalena a degustar un auténtico
ceviche por la risible cantidad de cuatro dólares. Me preguntaron si lo quería
con todo y les dije que sí, chis. Hasta chilipucas le habían puesto.
Pescado pasado por jugo de limón, cebolla morada, ají, camote, choclo… |
Mi segundo destino fue el distrito de Miraflores, quizá el punto
más cosmopolita de la ciudad. Mares de gentes por las avenidas, comercios
caros, turistas, transnacionales… también dos parques muy conocidos, el Kennedy
y el parque del Amor. Nada del otro mundo pero sí mucho ornato.
Desde ahí me moví hacia la Plaza de Armas donde aprecié sus
edificios coloniales con suntuosos balcones de madera. En la catedral te cobran
por entrar así que mejor me tomé una cerveza. Se camina mucho en el centro y es
necesario un buen par de tenis, agua y muchos ánimos.
Luego me moví al distrito de San Isidro, una zona residencial de
lujo. Desde ahí visité el jirón (calle) Amazonas donde me compré dos libros de
segunda mano y el circuito mágico del agua o parque de las aguas.
El parque del Amor es ideal para caminatas o paseos en bicicleta |
En el parque de las Aguas hay tres funciones de luces, la primera
a las 7:15 PM
|
Le dicen Lima la gris por su persistente cobertura nubosa debido a
la humedad. Es una ciudad donde nunca o casi nunca llueve. Cuando fui hacía
calor, pero dicen que también hay un frio desértico que cala los huesos.
Yo además percibí un olor a pescado, supongo que es la briza
marina que azota constantemente a la ciudad que a pesar de ser costera no
destaca por sus playas.
No son nuestros paraísos tropicales, son más bien acantilados y
desierto costero donde lo que abundan son las piedras. Sí hay surfistas o
algunas personas tomando el sol, pero no se siente un ambiente playero. El mar
está ahí pero no se antoja.
Para disfrutar de la playa los limeños salen de la ciudad, un
poco hacia el norte o el sur. A mí me tocó ir al sur. Visité San Bártolo y me
metí al mar. El agua estaba fría y doblemente salada. El olor a pescado era más
intenso y el mar muy violento. Me salí decepcionado.
Donde sí me encantó la playa fue en Punta Hermosa, cerquita de
San Bártolo, pero con una playa llamada Norte donde tuve un buen día. Ahí me
quedé dos noches y disfruté mis últimas horas en esa mega ciudad hedionda.
Luego de una semana en Lima abordé un bus nocturno que me llevó a la sierra, a Huancayo, a 3200 msnm.
Luego de una semana en Lima abordé un bus nocturno que me llevó a la sierra, a Huancayo, a 3200 msnm.
En la playa Norte, en Punta Hermosa, las olas son propicias para el surf |
Me contaron que en la costa peruana hay una corriente submarina
de agua fría, corriente de Humboldt se llama, que facilita la reproducción del
plancton, el alimento de los peces, y que por eso en la costa limeña abunda se
consume mucho pescado.
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