jueves, 24 de noviembre de 2011

Panamá City



La capital panameña está llena edificios y se respira en ella un denso aire estadounidense. No solo la estructura citadina emula a las metrópolis en Estados Unidos, la gente en modo acelerado, el consumismo en tantísimo centro comercial y los dólares también me hicieron sentir en “los Estados”. Y no es para poco, los gringos han estado con todo en Panamá desde inicios del siglo XX cuando hicieron realidad el sueño de Francia de conectar a los océanos. Su estilo de vida es algo que llegó para quedarse y aun ahora, por lo menos en la ciudad, uno se olvida que ahí a ladito está Centroamérica y, aunque le llegan aires de país caribeño, el American Style es lo que está por encima.

Lo primero que visité fue el Casco Antiguo, donde se preservan iglesias, edificios y casas al estilo de La Vieja Habana. Las calles son estrechas y de ladrillo fino. Está lleno de hoteles, restaurantes y turistas. También funcionan ahí oficinas de gobierno como la Casa Presidencial, a la que llaman Casa de las Garzas, el ministerio de Cultura y la Cancillería. Hay monumentos históricos por todos lados, como el busto de Pedro J. Sosa, único ingeniero panameño promotor de la apertura del canal interoceánico, e incluso un paseo para enamorados con vista a los rascacielos, por cierto, me dijeron que muchos edificios en la ciudad son producto del lavado de dinero, vaya Usté a saber!

Luego fui al sitio arqueológico Panamá Viejo, donde funcionó la ciudad por segunda vez, hago esta aclaración porque según me explicaron la primera ciudad se fundó en 1513 en el lado del Atlántico y se llamó Santa María. Panamá Viejo es un conjunto de ruinas principalmente de iglesias y conventos, como el de las monjas de la Concepción, donde las mujeres estaban estrictamente resguardadas de los ojos masculinos y raras veces veían a alguien extraño a su comunidad.

Entendiendo el Canal

La última visita en esta ciudad fue al Canal de Panamá. Tuve la suerte de conocer a un trabajador del paso interoceánico quien con paciencia me explicó cómo funciona esa “vaina”. Fui a la exclusa de Miraflores, la más popular por su cercanía con la ciudad, donde por ocho dólares uno puede ver el paso de los barcos, visitar un museo, que en realidad no tiene mucho, y ver un video sobre la historia y el funcionamiento del canal en una cómoda sala de cine.



La idea de conectar al Atlántico con el Pacífico en el istmo de Panamá comenzó en 1882 cuando Francia inició las excavaciones en contra de una naturaleza indómita donde muchos murieron a causa de la fiebre amarilla. Sofocados, los pioneros franceses tiraron la toalla y fue entonces cuando los gringos tomaron el timón a inicios del siglo XX. En este mismo período, allá por 1903, ocurre la separación de Panamá con La Gran Colombia.

Estados Unidos con la ayuda de miles de personas, que llegaron principalmente desde Barbados, Martinica, Guadalupe, Trinidad y Jamaica, culminaron el canal en 1914. Más de la mitad del material excavado era roca sólida, todos los días se dinamitaban más de 600 agujeros y se estima que se utilizaron más de 60 millones de libras de dinamita. ¡Imagínense el impacto ambiental que esto causó en la zona, se trataba nada más y nada menos de desprender el continente!

En los años 70, tras varias décadas de reclamos donde inclusive hubo estudiantes universitarios asesinados, Estados Unidos y Panamá firmaron un acuerdo donde se estableció que los estadounidenses entregarían paulatinamente a los panameños la administración del canal. La entrega se hizo oficial el 31 de diciembre de 1999 en medio de vítores y miles de globos. En el 2006, los panameños aprobaron en un referéndum para la ampliación del canal, las obras ya avanzaron un 70 % y se espera que sean culminadas en 2014, justo cuando la vía interoceánica cumpla 100 años de funcionamiento.

Los barcos atraviesan el país a través del lago Gatún, cerca del Atlántico en la provincia de Colón, y luego por un río que se desprende el mismo lago y se dirige hacia el Pacífico. Cerca de ambos océanos hay exclusas (que parecen enormes canaletas de agua) donde por medio de la gravedad y la presión los enormes barcos se elevan o descienden a los niveles del mar o del lago Gatún y así es como pueden transitar de un lado a otro.

Hoy el Canal de Panamá es un importante motor económico del país. Los buques de mayor capacidad pagan en promedio entre 300 y 500 mil dólares en peajes, en efectivo y por adelantado. Aquí las actividades de transporte comercial representan entre el 4 y el 5 % del comercio marítimo mundial. Los cinco mayores usuarios de esta vía son: Estados Unidos, China, Chile, Japón y Corea del Sur.

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